Como ya expusimos, presentamos ahora una lista de los insumos que con mayor frecuencia son utilizados, de modo que pueda disponer de información al momento de la elección.
Algunos de ellos son:
1. Musgo de turbera o turba rubia: puede emplearse como material base en mezclas o también por sí solo. Tiene la capacidad de incrementar la capacidad de retención de agua y nutrientes del sustrato. Se caracteriza por su pH ácido, con un rango de 3.8 a 4.3. Con objeto de incrementar el nivel de pH, es posible agregar aditivos con la dolomita (un mineral compuesto de carbonato de calcio y magnesio [CaMg(CO₃)₂]) a la mezcla para incrementar al pH a un nivel de 6.0-6.5. Uno de los mayores beneficios de este sustrato es que no sólo previene el lixiviado de nutrientes excesivo, sino que los libera lentamente al cultivo, dado eso por su buena Capacidad de Intercambio Cationico (CIC). Una de sus desventajas es que cuando se seca es muy difícil volver a hidratarla.
2. Orujo de uva compostado: es un sustrato de bajo costo y con alto grado de sustentabilidad, debido a que está formado por productos de desecho de la industria local. Si se produce de manera correcta, el material tiene propiedades físicas de gran porosidad y media retención de agua, pH cercano a 7 y conductividad eléctrica variable desde 2 a 6 ds/m, dependiendo del origen. Además desde el punto de vista biológico, contiene gran cantidad de microorganismos benéficos. Este producto tiene un par de desventajas derivadas de su producción: la falta de uniformidad en los lotes procesados, y el peligro de contaminación potencial con malezas y microorganismos, si el compost está elaborado de manera incorrecta. Además, localmente el orujo de uvas se entrega con un procesado previo de destilación y extracción química de compuestos de valor económico. Debido a ello contiene un nivel de sales y compuestos fitotóxicos.
Para ser completado, el compostaje requiere un tiempo que puede variar desde tres a nueve meses al aire libre, requiriendo un mezclado regular con maquinaria pesada. Durante este proceso la temperatura debe ser de 60°C, la humedad del 50% y debe haber oxigenación. El compost debe ser fabricado por empresas especializadas, un compost elaborado artesanalmente, incompleto, contaminado y no esterilizado con seguridad dará origen a plantas de mala calidad.
3. Perlita: es un cristal volcánico amorfo que se expande al ser calentado, lo cual es parte del proceso de preparación para su uso como sustrato de cultivo. El tratamiento de calor aplicado se hace en base a temperaturas de 538 a 870°C. Posee alta porocidad y baja capacidad de retención de agua; razón por la cual es usado como componente secundario en sustratos para generar porosidad en las mezclas, pero a costas de menor humedad en el mismo. Su pH es relativamente neutro, de 6.5 a 7.5, no tiene conductividad eléctrica, es económico, orgánico y reciclable y perdurable.
4. Vermiculita: Es un mineral de origen micáceo, silicato hidratado de aluminio, magnesio y potasio que se expande al ser calentado. Posee una estructura de placas cóncavas que le permite retener grandes volúmenes de agua así como nutrientes con carga positiva tales como potasio, magnesio y calcio. Se procesa para su expansión en hornos a temperaturas de 600–900ºC. Cuando se calienta, su tamaño original aumenta de 6 a 20 veces debido a la evaporacion del agua presente entre los cristales en el proceso térmico dilatando de las láminas y formando una estructura "porosa" y laminar constituida por espacios vacíos, que le confieren su poder aislante liviano térmico, acústico, absorbente, inalterable, insoluble, inerte, estable e ignífugo. Suele emplearse como elemento secundario, y para el tapado de las semillas en la bandeja ya que les brinda condiciones de temperatura y humedad constantes favorables. Su pH depende de su zona de procedencia, Argentina tiene ph neutro. Tiene una CIC muy elevada, absoluta esterilidad, muy bajo peso y fácil transporte y manejo.
5. Fibra de coco: Formada por cáscara de coco molida. Este sustrato es muy producido en abundancia en regiones tropicales. Tiene propiedades de estabilidad que previenen la desintegración típica de otros sustratos. Este material tiene alta porosidad combinada con media retención de agua, por ello promueve gran desarrollo de raíces. Su pH es adecuado para la gran mayoría de las especies (5,5-6,5). No se compacta y permite una fácil rehidratación que asegura una rápida recuperación de la estructura. Puede presentar un contenido en sales solubles fácilmente lavables, alcanzando los niveles de conductividad eléctrica adecuados para el desarrollo de las plantas. Es libre de semillas, enfermedades y pesticidas.
6. Lana de roca: al igual que la vermiculita, procede de un mineral natural y sigue un proceso de calentamiento para transformarla en fibras, las cuales se compactan en bloques o cubos para crear el producto final. Tiene un pH alto, lo cual implica que se debe ajustar su pH con ácidos de manera que la zona de la raíz posea un pH neutro. Tiene alta capacidad de retención de agua y además puede contener aprox. el 18% de aire en todo momento, lo cual proporciona oxígeno en abundancia a la zona de la raíz. Normalmente se distribuye a escala comercial en envoltura plástica, lo cual facilita su manejo y minimiza la evaporación. Una desventaja de este sustrato es que suele ser más costoso que otros con beneficios similares. Además es difícil de desechar y no es biodegradable. Como en el caso de la vermiculita, se recomienda proteger las vías respiratorias con una máscara antipolvo al manejar lana de roca, ya que la inhalación de partículas puede ser peligrosa para la salud.
Conclusiones
En general, el uso de sustratos sin suelo simplifica el manejo y la prevención de enfermedades del suelo, ya que el cultivo crece en ambiente contenido.
Como recomendación final, antes de finalizar la compra de su plantín, resulta imprescindible valerse de información veraz sobre cómo su empresa fabrica el sustrato y qué insumos emplea para su producción, para deducir cómo es la calidad de las plantas a comprar.